Según parece, este tipo de energía podría tener un potencial enorme. Si bien también hay que tomarlo con pinzas, ya que es una energía renovable, pero ¿es ecológica?
Por ejemplo: La energía hídrica, que se vale de represas y por ende de la fuerza de la corriente de los ríos para mover turbinas, es renovable también, pero las represas destruyen ecosistemas enteros. Lo mismo podría suceder con le energía osmótica si no se la maneja con cuidado del medio ambiente en el que se la introduce.
Pero para comprender el peligro tenemos que entender cómo funciona esta energía.
El sistema se vale de una membrana semipermeable, que permite que el agua salada entre en contacto con el agua dulce, ya que la primera tiene mayor concentración. Cuando el agua penetra en el recinto a través de la membrana hace girar una turbina para generar energía. También se aprovecha la elevación natural de la temperatura (0,1º C) que se produce cuando el agua salada y la dulce se mezclan en la desembocadura de los ríos con el mar.
El problema viene asociado a que los “desperdicios” que genera este tipo de energía es agua salada, que es liberada en el mar. Esto puede dañar a la flora y fauna cercana tanto del mar como del río, ya que un aumento en la salinidad del agua arruinaría su ecosistema. Por esta razón este tipo de emprendimientos deben estudiar a fondo las implicancias que podrían tener en el medio ambiente.
Porque proyectos a pequeña escala no resultan dañinos, como pasa también con la energía hídrica. Pero a gran escala pueden ser devastadores.
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